Medicamentos para bajar de peso: efectividad, riesgos y alternativas

En la actualidad, los medicamentos para bajar de peso están en el centro de muchas conversaciones. Desde celebridades hasta amigos y familiares, parece que todos están hablando de estos “nuevos medicamentos milagrosos” que prometen ayudar a perder peso de manera rápida. Sin embargo, ¿qué tan efectivos son realmente estos medicamentos para bajar de peso y, lo más importante, qué consecuencias pueden tener a largo plazo?

La moda de los medicamentos para bajar de peso: ¿Solución o riesgo?

No se puede negar que ciertos medicamentos para bajar de peso, como Ozempic (semaglutida) y Liraglutida (Saxenda), se han convertido en una especie de fenómeno. Las redes sociales están llenas de historias de éxito y promesas de pérdida de peso rápida de hasta 25% y sin esfuerzo. Este atractivo es fácil de entender: ¿quién no querría una solución rápida a un problema tan complejo?

Pero detrás de esa moda hay varios factores que no se discuten con la misma franqueza. El deseo de una solución rápida muchas veces eclipsa las discusiones necesarias sobre los riesgos y la efectividad de estos medicamentos. Lo que se omite en gran medida es que hay efectos secuntarios importantes y que muchas veces las libras perdidas regresan . Esto nos lleva a reflexionar sobre las verdaderas causas de la dificultad para perder peso, algo que exploro en el artículo «Por qué hago dieta y ejercicios y no bajo de peso. Entendiendo las verdaderas causas.»


¿Cómo funcionan los medicamentos para perder peso como Ozempic y Saxenda?

Ozempic (semaglutida) y Liraglutida (Saxenda) son medicamentos diseñados inicialmente para tratar la Diabetes tipo 2. Su efecto en la pérdida de peso se produce al actuar sobre los receptores de GLP-1.
El GLP-1 es una hormona que se libera en el intestino cuando comemos. La semaglutida es una versión sintética de esta hormona, lo que significa que se parece mucho a ella y puede actuar de manera similar en el cuerpo, especialmente en el páncreas y en ciertas áreas del cerebro. Esto ayuda a reducir el apetito y a prolongar la sensación de saciedad.

¿Cómo hace el efecto?

En el páncreas, la activación de los receptores GLP-1 aumenta la secreción de insulina en respuesta a los niveles de glucosa elevados. Esto ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre, un efecto particularmente útil en personas con diabetes tipo 2. Además, disminuye la liberación de glucagón, una hormona que normalmente eleva el azúcar en la sangre.

Aunque el GLP-1 se produce en el intestino, tiene efectos indirectos sobre el cerebro, particularmente en el hipotálamo, la región que regula el apetito y la ingesta de alimentos. Cuando la semaglutida activa los receptores GLP-1, envía señales que inducen la sensación de saciedad, ayudando a reducir el apetito.

Ozempic (semaglutida) y Liraglutida (Saxenda) también enlentecen el vaciamiento del estómago. Este efecto es importante porque prolonga la sensación de saciedad después de las comidas, lo que puede reducir la cantidad de alimentos que se consumen durante el día. Al mantener los alimentos más tiempo en el estómago, se evita los picos rápidos en los niveles de glucosa en sangre, contribuyendo a un control más estable del azúcar.

La combinación de reducir el apetito y retrasar el vaciamiento gástrico hace que las personas que utilizan semaglutida tiendan a consumir menos calorías a lo largo del día. Esta reducción en la ingesta calórica es lo que contribuye a la pérdida de peso. Sin embargo, este medicamento no actúa directamente sobre las células grasas ni acelera el metabolismo; su principal acción es la regulación del apetito y el control del azúcar en sangre. Esto es importante de entender, ya que la pérdida de peso es un proceso complejo que varía según la etapa de la vida. Por ejemplo, en ¿Por qué es difícil bajar de peso después del parto y cómo solucionarlo?, abordo algunos factores hormonales y metabólicos que influyen en la dificultad para bajar de peso.


Los estudios indican que es un producto efectivo y que ayuda a las personas a reducir su peso de forma significativa, no obstante, pese a todos los beneficios, tiene efectos secundarios importantes.

Las náuseas y el malestar estomacal puede llegar a ser difícil de tolerar para algunos. Una de las reacciones adversas graves y preocupantes es la pancretitis, donde la vida del paciente corre peligro. Su uso se han asociado con un mayor riesgo de cáncer de tiroides en estudios preclínicos (realizados en animales), específicamente con un tipo raro llamado carcinoma medular de tiroides (CMT). Su costo elevado hace que no sea accesibles para todos y la tendencia a recuperar el peso perdido una vez que se deja de tomar el medicamento también es preocupante.

Bloqueadores de grasa y supresores del apetito

Luego está Orlistat, que bloquea la absorción de grasas. Orlistat puede parecer una solución sencilla, ya que evita que una parte de la grasa consumida se absorba en el cuerpo. Sin embargo, al reducir la absorción de grasas, también disminuye la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Sus efectos secundarios más incómodos incluyen diarrea y flatulencias, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida de quien lo toma.

La fentermina es una anfetamina que ofrece ayuda a corto plazo para reducir el apetito y las calorías consumidas. Sin embargo, el uso prolongado puede generar dependencia y desencadenar efectos negativos en la salud mental y física. Esta opción suele ser un camino peligroso para quienes buscan una solución permanente a un problema multifactorial.

En mi opinión, utilizarlos como única estrategia es un error, ya que no fomentan cambios sostenibles en el estilo de vida ni hábitos saludables. Su uso es ser útil en ciertos casos bajo supervisión médica y como parte de un enfoque integral que incluya educación nutricional, apoyo emocional y ejercicio. La clave está en verlos como herramientas, no como soluciones mágicas.

Suplementos termogénicos

Los suplementos termogénicos también están en el centro del debate. Prometen acelerar el metabolismo y disminuir la cantidad de grasa gracias a ingredientes como la cafeína, el extracto de té verde y la capsaicina. Si bien algunos pueden experimentar un aumento temporal en la energía y en la quema de calorías, los efectos secundarios no tardan en aparecer: ansiedad, aumento del ritmo cardíaco y problemas de sueño. Además, estos suplementos no están regulados como los medicamentos, lo que plantea dudas sobre su seguridad y eficacia reales.


Riesgos y efectos secundarios de los medicamentos para bajar de peso

Algunos medicamentos para bajar de peso han sido retirados del mercado debido a los riesgos para la salud que superan sus beneficios. Las principales razones para su retiro incluyen:

  1. Efectos secundarios peligrosos: Algunos medicamentos han estado asociados con problemas graves, como enfermedades cardíacas, hipertensión pulmonar, problemas psiquiátricos, dependencia y accidentes cerebrovasculares.
  2. Riesgo de adicción: Algunos supresores del apetito, especialmente los que contienen anfetaminas o sustancias similares, han demostrado tener un alto potencial de abuso y dependencia.
  3. Falta de eficacia a largo plazo: En algunos casos, se ha observado que los medicamentos no brindan una pérdida de peso sostenible a largo plazo, lo que puede llevar a un ciclo de uso continuo y potenciales problemas de salud.

Aunque los medicamentos para bajar de peso pueden ser útiles, también pueden tener riesgos significativos. Por esta razón, es fundamental que cualquier tratamiento para la pérdida de peso se realice bajo supervisión médica y se enfoque en cambios de estilo de vida saludables.

Ejemplos de medicamentos retirados del mercado:

  1. Sibutramina (Meridia): Fue retirada del mercado en 2010 debido a un mayor riesgo de problemas cardíacos, incluyendo ataques al corazón y derrames cerebrales. Aunque ayudaba a suprimir el apetito, sus riesgos superaban los beneficios.
  2. Rimonabant (Acomplia): Este medicamento fue retirado en 2008 porque estaba relacionado con efectos secundarios psiquiátricos graves, como depresión, ansiedad y pensamientos suicidas. Actuaba bloqueando receptores en el cerebro para reducir el apetito, pero los riesgos para la salud mental eran significativos.
  3. Fen-Phen (Fenfluramina): Este fue un medicamento muy popular en la década de 1990, pero fue retirado del mercado cuando se descubrió que causaba problemas cardíacos, específicamente daños en las válvulas del corazón y una condición llamada hipertensión pulmonar.
  4. Efedrina: La efedrina se utilizaba en muchos suplementos para bajar de peso por su efecto termogénico y supresor del apetito. Sin embargo, se prohibió en varios países, incluyendo Estados Unidos, debido a su asociación con eventos adversos graves, como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muertes súbitas.

Resumiendo: ¿Son los medicamentos para adelgazar una solución sostenible?

Aquí es donde debemos reflexionar. La pérdida de peso es un proceso que implica cambios en el estilo de vida, la alimentación y la relación con la comida. Los medicamentos y suplementos son una herramienta útil, pero no son una solución mágica ni permanente. La gratificación instantánea nos empuja a creer en soluciones «mágicas», pero la clave para una pérdida de peso saludable y sostenible está en aprender a alimentarnos y cuidarnos.

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